sábado, 3 de abril de 2010

UNA CASA COMO ÉSTA


La extorsión de vivir atados a la conservación de un salario
Invade nuestra conciencia de gritos y desasosiego
Sabiendo que por poco vendemos nuestra alma y sus manos
Recibiendo lo mínimo para mantenernos en movimiento.

Subidos a andamios construimos casas que nunca disfrutaremos
Carcomemos tímidas esperanzas entre el polvo y la comida barata
Ofrendando nuestra cabeza al sol y nuestra osamenta a las bolsas
Que pesan más que nuevos pesares y la avejentada esperanza.
No, nunca tendremos una casa como ésta, ni un garaje inmenso
Donde guardar doce ruedas que nunca echarán a rodar
Nunca tendremos una escalera caracol ni una piscina
Donde jugar con nuestros hijos cuando nos toque veranear.

Quemamos nuestra salud, inflamamos la bronca entre paredes
Casi siempre sin casco ni guantes ni seguro por sí las dudas reclamar.
Llevamos en la piel el brillo del sol y nuestros antepasados milenarios
Que fueron masacrados expulsados confinados por hombres de ultramar.

Bajamos y subimos como la historia misma, pero siempre abajo, siempre
Como si el tiempo hubiese sido detenido en una imagen recurrente y giratoria
De donde se torna imposible escapar, como si viviésemos en un laberinto
Que con arena y cal, nosotros mismos hubiésemos mandado a edificar.
No, nunca tendremos una casa como ésta, ni una piscina ni un caimán
Nunca tendremos ni la posibilidad de aspirar a una copia en miniatura:
Quienes se esfuerzan para construir casas, paradoja, quizás nunca una tendrán
Pero sí la extorsión de trabajar para quien mande a construir con su fortuna.

Rodrigo Grion, de la obra MUNDO INVERTIDO

No hay comentarios: